La inversión de 3.000 millones de dólares que ha anunciado IBM para los próximos cinco años en I+D para extender los límites de la tecnología de semiconductores, no está reñida con la decisión de vender sus activos de fabricación en Estados Unidos. Ambas responden a una misma estrategia: se puede perder dinero fabricando chips, y se puede ganar diseñándolos y licenciando la tecnología, sin fabricarla. En varias entrevistas, la CEO Virginia Rometty ha insistido en que IBM no está de retirada en el hardware, sólo abandona los segmentos en los que los márgenes declinan irremisiblemente. A lo largo de los años, ha dejado de fabricar impresoras, discos duros, PC y este año los servidores x86.
El programa de I+D tiene dos objetivos principales. El primero, mejorar la tecnología actual basada en el silicio hasta reducir la densidad de los actuales 22 nanometros hasta 7 nanometros, que presuntamente la llevaría hasta los límites físicos del postulado de Gordon Moore, más conocido como «ley de Moore». El segundo, acelerar la introducción de otros enfoques de diseño, como la física cuántica, los nanotubos de carbono y los así llamados chips neuromórficos. Para llevar adelante esta parte del plan, la compañía se propone incrementar su plantilla de científicos en los centros de Nueva York, California y Europa, según John Kelley, director de investigación de IBM.
Mientras articula ese futuro, IBM negocia para que Global Foundries se haga cargo de dos factorías de semiconductores en Estados Unidos: la de East Fishkill, en el valle del Hudson, y Burlington en Vermont. La primera, abierta en 1962, llegó a emplear en los 80 más de 11.000 personas, que en 2013 – según el sindicato Alliance@IBM – se habían reducido a 3.675. Durante años, con sucesivas mejoras, en ella se han producido chips para las familias de mainframes y servidores, ensamblados en otra factoría cercana, la de Poughkeepsie. Se considera que la planta de Burlington, en cambio, está desfasada, y exigiría una importante inversión para ser competitiva.
Global Foundries sería el candidato ideal para esa transacción, porque ha construído una planta en Malta (cerca de Albany, capital del estado de Nueva York) con la cooperación de la vecina IBM, que le ha cedido temporalmente unos 200 ingenieros. Para dirigir las operaciones, ha contratado recientemente a un ex ejecutivo de IBM, y las dos empresas comparten el uso de patentes registradas por el gigante azul.
Según un análisis de Bernstein Research, el negocio de semiconductores genera a IBM ingresos estimados en 2.500 millones de dólares, tanto en chips usados para sus productos como los que vende a otras compañías, arrojando pérdidas operativas que ascenderían, grosso modo, a unos 500 millones, que en su mayor parte se compensan con los royalties que cobra en concepto de propiedad intelectual. La cuenta de resultados no es el mayor de los problemas, sino la inevitabilidad del final de la era de los procesos CMOS (complementary metal-oxide semiconductor). La física manda, y la supuesta ´ley` de Moore se agotará en unos años.
En la práctica, IBM es – en compañía de Intel y, con matices, de Samsung – de las últimas compañías con procesos integrados desde el diseño hasta la producción de chips. La tendencia dominante es contratar a terceros las fases de producción. En su origen, Global Foundries nació de la decisión de AMD de adoptar el régimen fabless transfiriendo sus fábricas a la empresa creada por el fondo de inversiones de Abu Dhabi. Aunque la sede de Global Foundries se encuentra en Santa Clara (a poca distancia de Intel, por aquello de la polinización), sus fábricas están en Dresden (Alemania), Singapur y Nueva York.
Se sospecha que el acuerdo entre IBM y Global Foundries estaría cerrado en sus términos económicos, pero subsisten discrepancias acerca de lo que más interesa a la compradora, la propiedad intelectual. Se han juntado el hambre y las ganas de comer: IBM necesita vender y a Global Foundries le interesa comprar, para ganar puntos frente al líder de la fabricación de chips bajo contrato, la taiwanesa TSMC.
Tras la crisis de años anteriores, el viento sopla a favor para la industria de semiconductores. Según Gartner, en su conjunto alcanzará este año unos ingresos de 336.000 millones, un 6,7% más que en 2013. Y Global Foundries está ahora mismo en la cresta de la ola: en abril anunció, junto con Samsung, planes para producir un chip de 14 nanometros FinFET, el más eficiente que se podría usar en móviles. Su avanzada fábrica neoyorquina es – aparte de las de Intel en Arizona e Israel – la única con el equipamiento necesario para esta tecnología.
[basado en un informe de Pablo G.Bejerano]